Turbos

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El turbo de un coche no es un elemento muy reciente, los primeros turbocompresores se remontan a los años 40, aunque si es cierto que en los últimos años han cogido más popularidad y sobre todo para vehículos diésel.

Actualmente los usuarios desean coches de altas prestaciones con una gran respuesta en carretera, pero con una cilindrada baja para evitar pagar altas tasas de impuestos en las ciudades. De ahí que los fabricantes de vehículos hayan optado por incluir un turbocompresor en motores diésel y gasolina, estos últimos son cada vez más comunes.

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¿Qué es el turbo de un coche?

El turbo es un sistema de sobrealimentación que comprime el aire que circula en el motor y lo envía para que el carburante se mezcle con el oxígeno. Así se consigue elevar la cantidad de combustión y por consiguiente obtener más potencia en el coche.

Las ventajas del turbo en un coche son por un lado que se reducen las emisiones a la atmósfera, se tiene un coche con prestaciones de motor muy altas y por último, los usuarios pueden disponer de un vehículo con menos cilindrada pero la misma fuerza.

¿Cómo funciona el turbo?

El turbo está compuesto por dos turbinas unidas al mismo eje, estas turbinas giran al entrar en contacto con los gases de escape que salen del motor. Al salir con presión promueve el movimiento de una turbina y esta a través del eje mueve la otra, generando una mayor presión hasta comprimir el aire que entra por un cilindro.

Cuando se aumenta la presión del aire de admisión, se va a generar más energía en los gases de escape, consiguiendo una retroalimentación de todo el sistema.

Para que no ejerza el turbocompresor una presión excesiva, se instala una válvula de descarga mediante la cual se libera parte de la presión al exterior. Además de un colector de admisión que ayuda a bajar la presión.

Por otro lado, la temperatura en la que se encuentra el aire comprimido es muy alta por lo que para no producir daños se necesita enfriar ese aire para continuar en su circuito, para ello, se utiliza un intercooler que consigue enfriar el aire caliente que entra y devolverlo al sistema.

Los motores sobrealimentados por un turbo son normalmente de tipo diésel, pero en los últimos años han ganado popularidad los motores de gasolina, gracias al uso de downsizing. Una técnica que reduce el tamaño y cilindrada de los motores pero con una alta potencia.

 

 

¿Cuántos tipos de turbos hay en el mercado?

Ya sabemos cómo funciona un turbo y la importancia de su uso en coches diésel e incluso en vehículos de gasolina. Pero cuantos tipos de sistemas de retroalimentación podemos encontrar disponibles en el mercado:

  • Turbos de geometría fija: son los más económicos y fiables. Se trata de un turbo fijo, que destaca porque permite entrar el mismo volumen de aire siempre, pero su desventaja es que tiene un peor tiempo de respuesta porque siempre necesita una cantidad determinada de gases. A cuantas menos revoluciones se encuentre el vehículo, menos potencia generará. 
  • Turbos de geometría variable: estos aprovechan mejor los gases mejorando el rendimiento del motor en bajas revoluciones. Está realizado con unas aletas que varían su posición cambiando la forma del turbo, son los más comunes en motores diésel. Son muchos más caros que los fijos y su fiabilidad es inferior.
  • Turbos twin scroll: son los turbos más novedosos del mercado. Permiten la canalización del aire a cilindros y conductos independientes.
  • Turbo compresores: estos tiran del propulsor, aunque aumentan el consumo del vehículo se consigue una buena respuesta del mismo.

La gran mayoría de vehículos que se montan con turbos nuevos o turbos reconstruidos se hacen con turbos de geometría fija o turbos de geometría variable.

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¿Dónde está ubicado el turbo del coche?

El turbo del coche se encuentra instalado en el sistema de escape, más concretamente entre el colector de escape y el tubo. Gracias a ello, es accionado por los gases de escape y consigue generar la potencia necesaria para impulsar al vehículo.

¿Cómo comprobar el turbo de un coche?

Para comprobar si el turbo de un coche se encuentra en buen estado, debemos de seguir los siguientes pasos:

  • Primero inspeccionar con cuidado todas las partes exteriores del mismo. Sobre todo revisando las juntas por si pierde fluidos.
  • Desmontar el tubo de succión del compresor para poner al descubierto la turbina y así asegurarnos de que no está desgastada.
  • Poner la mano en la turbina para revisar que hacen juego, empujando hacia arriba y hacia abajo. Si el juego es pequeño y no hay ruidos está perfecta.
  • Estar pendiente de la potencia del motor, de cómo va el coche cuando vamos cuesta arriba por ejemplo.
  • Revisar que las emisiones del escape son las correctas y no genera humos de colores extraños.

¿Cuáles son las averías más frecuentes de los turbos?

Los motores turbo tiene grandes ventajas, como el uso de un coche con menor cilindrada, menor consumo y la misma potencia que uno más grande. Pero también tienen algunos inconvenientes, ya que el turbo es el sistema con más reparaciones que se realizan al cabo del año en vehículos.

Aunque cada vez es más habitual encontrar desguaces con venta de turbos online que disponen de turbos reacondicionados, turbos nuevos, turbos reparados de segunda mano, etc. Los cuales nos pueden hacer ahorrar algún pellizco porque la reparación del mismo puede oscilar entre 600 y 3.000 €.

 

 

 

Las averías más frecuentes del turbocompresor son:

  • Que el eje del turbo coja holgura y no realice su función de unión entre las dos turbinas.
  • Que los álabes o aletas en los turbocompresores variables se obstruyan.
  • Pérdida de potencia y aparición de silbidos cuando se acelera el coche, suele ser fallo de los turbos de geometría variable.
  • Problemas con la válvula de descarga por acumulación de residuos en la misma.
  • Expulsar humo azul por el escape o consumo excesivo de aceite, es la avería más grave de los turbocompresores. Si no lo vigilamos, puede acabar rompiendo el motor del coche.
  • Fases de aceleración y gruñidos del motor, puede deberse a que el turbo se encuentra dañado y debe ser cambiado.

Consejos para mantener el turbo en buenas condiciones

Si no queremos sufrir de averías en el turbocompresor, debemos de cuidarlo al máximo. Por ello, os vamos a dar unos consejos para mantener el turbo perfecto:

  • Lo más importante es utilizar un aceite de buena calidad en el motor.
  • Encender el motor durante unos segundos antes de salir del aparcamiento para dejar que el aceite fluya y lubrique bien el turbo.
  • Cuando estemos en marcha no pisar el acelerador a fondo hasta que no hayan pasado unos 15 minutos, para no someter a alta presión al turbo si no está bien calentado.
  • Cuando se vaya a parar el coche esperar con el motor en ralentí unos 30 segundos para que el aceite vuelva a circular por todo el sistema. 

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